lunes, 5 de marzo de 2012

Tengo marcas de guerra en mi pecho. Sangre que me recorre por los dedos. Me levanto del suelo y doy un grito de dolor. Se me cae el alma al suelo. No, no estoy solo. A mi lado se encuentra mi mejor amigo. Cubierto de sangre, de su propia sangre. Me mira, no dice nada. Posiblemente sea nuestro último adiós.  Miro a mi alrededor, la triste de realidad. Me acerco despacio a su oído y le digo:

-¿Qué hacemos aquí?
+Luchar por lo que queremos, defender al que algún día nos defenderá a nosotros. Salvar a todo el que tenga un poco de confianza.

Y en ese momento, se me iluminaron los ojos. Me levanté de el suelo, me sacudí el polvo de mis pantalones. Cogí a mi amigo del suelo, y grité: Luchemos por lo que queremos, aunque nos cueste la vida. Y si vamos a luchar, si nos vamos a enfrentar al enemigo, lo hacemos los dos juntos. Yo te levantaré a ti, y tu me levantaras a mí.


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